Una histórica haciendo historia
por Camila Vautier
Sandra Igor es referenta por Río Negro de una agrupación trans de adultas mayores. En la apertura del 36° Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias, su presencia en el escenario habla de la unificación de un espacio que para crecer necesita defender los derechos de todas, de todes.
Fotos: Pablo Candamil
*Esta nota es parte de la cobertura colectiva #LosMediosQueSíNosVen de LatFem, Al Margen, Canal Abierto y En Estos Días.
El cielo está completamente celeste, casi no hay viento y el sol entibia poco a poco los cuerpos de las miles y miles de personas que van llegando desde todo el país hasta el Velódromo de la ciudad de Furilofche, Bariloche. Es la apertura del Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries.
Su edición 36. El año pasado se fragmentó: una línea insistió con un Encuentro Nacional de Mujeres, y otra levantó los puños de la plurinacionalidad y abrazó las disidencias.
Este 2023 el sentido de la unidad fue más fuerte. Quizá por eso ahora se respira un entusiasmo renovado, se alzan los kultrunes y comienzan los cantos.
Sandra Igor está en el escenario. Su vestido de jean clarito le llega hasta los tobillos, el saco beige suelto cae suave por sus hombros, usa zapatillas animal print y el pelo rubio, bien rubio, atado en una cola alta. Pero al principio pasa desapercibida. Toda su atención, toda la nuestra se posa en las mujeres mapuches que están junto a ella.
Una bandera que clama por el “retorno de la machi a su rewe”, las respalda. En este territorio fue desalojada el año pasado en un violento operativo la comunidad Lafken Winkul Mapu y apresadas siete mujeres con sus niñes. Por eso la ciudad fue elegida como sede. Ahora habla la machi Betiana Colhuan Nahuel, Fernanda Neculman, Melisa Cabrapan, María Luisa Wincaleufu. Se lee un texto de Yésica Bonefoi Carriqueo Antimil que continúa con prisión domiciliaria. La emoción se siente como una vibración que nace en el pecho y baja por las piernas y hace temblar la tierra que tantas miles pisamos.
Ahora Sandra Igor toma el micrófono con una mano y con la otra, la de una compañera. Tiene 55 años, es referenta por Río Negro de la agrupación trans de adultas mayores “Las Históricas Argentinas” y es, también, una sobreviviente. Cuando la expectativa de supervivencia para el colectivo es de 35 años, alcanzar los 50 se convierte en un triunfo: una victoria de la vida contra esa muerte que acecha siempre tan de cerca a las personas trans.
-Estamos acá para encontrarnos y reclamar una reparación histórica del Estado argentino para todas las travestis trans mayores de 40 años que han sido perseguidas y violentadas sistemáticamente tanto en democracia como en dictadura -dice.
En el escenario se ve divina. Una histórica haciendo historia.
Supo que era mujer cuando tenía 10 años, se lo dijo a su mamá a los 16, en los inicios del gobierno de Raúl Alfonsín, y asumió esa identidad: fue la primera chica trans de Bariloche.
En esa época un “airecito entre régimen militar y democracia” flotaba en el aire. “Todavía existían los edictos policiales para las compañeras y a mí no me dejaban ni ir al casino, me marginaban cuando iba a una discoteca a bailar, nos miraban como cosas raras”, dijo unos días antes en conversación con EED.
La transición de género “no es fácil en el plano de la salud”: los días de frío y humedad sus huesos duelen. El cuerpo es testigo de los daños que le provocó la silicona líquida, una sustancia tóxica conocida también como “aceite de avión” utilizada desde los 70’ por la comunidad trans para moldear la figura femenina.
El día en que pudo “realizarse como mujer” con la vaginoplastia, hace seis años, fue uno de los más maravillosos de su vida.
En Bariloche nació, creció y se transformó en mamá y abuela de muchas niñeces trans. Desde este sur que ama comenzó su lucha pero sabe que muchas de sus compañeras tuvieron que migrar a las grandes ciudades para sobrevivir, expulsadas desde muy chicas del hogar familiar.
Y a esa exclusión se le suman otras, como las del mercado laboral. Según datos recogidos del informe La Revolución de Las Mariposas, el 70,4% de las personas travestis y trans encuestadas dijo vivir de la prostitución y sólo el 9% haber conseguido un empleo formal.
Por eso, junto a Las Históricas impulsan el proyecto de Ley de Reparación para Personas Mayores Travestis y Trans, una iniciativa que busca exigirle al Estado una reparación por la vulneración sistemática de los derechos humanos contra la comunidad trans ocurridos tanto en dictadura como en democracia. Contempla una pensión y acompañamiento en salud integral para una vejez digna. “Es urgente porque nos estamos muriendo, nos siguen matando y todavía hay compañeras viejas prostituyéndose”, denuncia Sandra.
“Nuestra venganza será llegar a viejas” dijo Lohana Berkins y Las Históricas lo alzaron como bandera. Ahora, frente a miles de personas, Sandra quiere que esa lucha siga:
-Las nuevas generaciones serán quienes porten nuestra voz, con memoria, compañeras, para que no se repita nunca más lo que las adultas mayores travesti trans tuvimos que padecer.