“Tenemos que discutir proyectos de futuro y de esperanza”
Ofelia Fernández, legisladora porteña y militante del Frente Patria Grande, estuvo en Bariloche en el 36° Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias. Como lo viene haciendo en diversas plazas del país, esta vez en el Centro Cívico de Bariloche, compartió de modo asambleario las inquietudes que emergen en el marco del actual contexto político.
Fotos: Pablo Candamil
*Esta nota es parte de la cobertura colectiva #LosMediosQueSíNosVen de LatFem, Al Margen, Canal Abierto y En Estos Días.
“No quiero discutir con los libertarios describiéndolos a ellos como el futuro terrorífico y a nosotros como un status quo en el que defendemos los ministerios y lo publico en abstracto: hay que identificar los malestares y demandas del presente y reconducir a una nueva realidad”, dirá Al Margen minutos antes del encuentro en el Centro Cívico.
“La militancia de Unión por la Patria es la primera decepcionada por cómo salió este gobierno, entonces hay que hacerse cargo, pedir perdón y una nueva oportunidad que intente discutir un proyecto de futuro”, señala.
En ese sentido, destaca que el actual candidato Sergio Massa haya dado pasos concretos, como el refuerzo de ingresos. “Esto es como un primer paso para dar visibilidad a la existencia de ese universo, si los libertarios creen que sobran derechos laborales, que son un estorbo, yo no quiero decir que no sobran, sino que faltan y representar a ese sector de la sociedad que puede pensar que sostener los derechos del sector formal de la economía tiene como contracara la precarización del resto. Creo que tiene que haber lugar para un modelo de mejores derechos e ingresos para el conjunto del universo laboral. Y la forma es con una medida concreta y básica que la gente pueda reconocer en su vida cotidiana”, continúa.
-Qué lectura haces del momento que atraviesa a las juventudes, a quienes se señala particularmente como factor de este giro a la derecha.
-Creo que es difícil sintetizar a una generación política o ideológicamente. Creo que es exagerado pensar que hay un comportamiento homogéneo, como que votan todos a Milei. Sí me parece que puede haber una tendencia mayoritaria a la anti política, que antes de las PASO parecía indiferencia y, después, se convirtió en enojo, en un rechazo más activo, casi en un resentimiento. Pienso que para los pibes que crecieron en los últimos ocho años de la Argentina la política no demostró ser capaz de resolverles ningún problema grande, por lo que no parece tan raro que se enojen y dejen de pensarla como una herramienta de transformación de la realidad. Después algunos votarán a Milei y otros no. Y aquí, en general la brecha de genero en el voto a Milei es más grande que la de cualquier otro candidato.
Ahí creo que es el resultado de lo que significa el movimiento feminista, también para esa generación de pibas, que si eso no las hace peronistas o votantes nuestras es por culpa nuestra. Sin embargo, hay disponible una sensibilidad y una mirada que choca con la de Milei. Entonces, ahí hay un potencial en el que el trabajo y la necesidad de corregirse y mejorar es nuestra. Yo no le hago grandes reproches a cómo vota una generación a la que decidimos no resolverle ningún problema, no levantarle ninguna agenda, ni siquiera invitarla retóricamente. En los últimos años, pienso por ejemplo en la pandemia, los jóvenes eran los que hacían fiestas clandestinas, nunca los pibes rotos por un proceso de individualización a los que tenemos que pensar cómo abordarles los conflictos, cómo recuperar lo colectivo y como recuperar lo anímico como una cuestión política, entonces no me sorprende tanto.
- ¿Cuáles consideras como los principales desafíos de la agenda feminista?
-Va a sonar brusco, pero el feminismo tiene que revivir, tenemos que poder asumir que hubo un retroceso, duele decirlo, pero si no lo reconocés es cada vez peor. Las mismas marchas ya no tienen la masividad de antes. Cuando venía a los Encuentros tenía cuarenta amigas que venían, hoy no viene ninguna.
Hija del feminismo
Se abre la puerta del auto y los cantos del encuentro rápidamente envuelven la charla. A Ofelia la reconocen pronto y le piden fotos. Cuando se sienta en uno de los espacios verdes del Centro Cívico el aro que se abre a su alrededor se amplía rápidamente. La dirigente abre el micrófono en una primera parte para que se alcen las distintas voces. Las inquietudes emergen rápidamente, pero también el ánimo para señalar la relevancia de este hecho político y el papel del feminismo. Se coincide en que la solución tiene que ser colectiva, y que la batalla por delante es “definitoria para nuestras propias existencias”. Después de Ofelia hilvana con soltura los planteos.
“En general me defino primero como hija de la democracia, segundo como hija de los gobiernos de Néstor y Cistina, es ahí donde empieza mi militancia política, por esa convocatoria. Y tercero y en un lugar fundamental como hija del movimiento feminista”, señala. “Sin embargo, creo que probablemente si no hacemos nada, hoy muchas generaciones van a ser hijos e hijas de la anti política, del rechazo a la política o del resentimiento con la política, que es una cosa distinta a ser de ultra derecha o libertario”.
Volviendo al retroceso del movimiento feminista señala que hay algo que hay que recuperar, que no está igual: “De todas maneras, siempre una parte optimista me dice que cuando estábamos en 2014 el feminismo tampoco estaba a la vuelta de la esquina y de la misma manera, este momento de movilización se puede recuperar, pero para eso hay que dar algunas discusiones, sobre todo al interior del campo nacional popular y del peronismo que es el que tiene la potencia de construir, no sólo feminismo, sino feminismo popular, que es la gracia de todo esto”.
“Hoy tenemos un límite muy concreto que es: vamos a dar una discusión en la que tenemos que evitar ser los conservadores de la discusión. Nosotros tenemos que hacer el esfuerzo de no estar defendiendo el presente como está, porque no alcanza, y porque si le vamos a decir a la gente que es esto o el abismo, tal vez nos encontremos con una respuesta que es: yo ya me siento del abismo. Tenemos que recuperar qué futuro le comprometemos a la sociedad para ir a discutir proyectos de futuro y proyectos de esperanza. Ahí creo que tenemos que enfrentarnos a nuestros propios límites. A mí uno que me estresa de manera especial y significativa es que sea muy común que nos narren y les creamos. No me sorprende escuchar en los medios de comunicación, y parte de la oposición, un discurso sistemático de que los planeros son todos unos vagos y hay que balear las movilizaciones, lo que me hace ruido es cuando nosotros mismos, por miedo a que ese discurso ya esté instalado, nos subamos de antemano y nos pasamos cuatro años auditando la política social, contándole las costillas a los más pobres o diciendo que hay que convertir los planes en trabajo, como si en la Argentina se pudiera vivir sin trabajar, siendo que la política social funciona como complemento de ingresos para ese trabajo arduo, que hace mucha gente por muy poca plata y sin derechos. Nosotros deberíamos preocuparnos, y además con una mirada feminista, comprendiendo a los cuidados como una oportunidad de reconocer desde la lógica, por ejemplo, un salario básico universal para esas tareas de cuidado históricamente resignada”.
Asimismo, a lo largo de la charla llamó a no defender Ministerios sino políticas concretas para luego defender las estructuras que las hacen posibles y verlo de manera más profunda. “Me preocupa que con la potencia que tuvo el movimiento feminista en los últimos años nos conformamos con menos de lo que podríamos haber conquistado. Pensar que la política feminista se discute en una caja separada de las demás me genera una contradicción. Es como les damos este ministerio que obviamente van a tener ustedes, pero el resto de la política la política económica, educativa, se piensa sin perspectiva feminista. Yo prefiero que el objetivo a largo plazo sea más: que haya una feminista en cada ministerio”.
En ese sentido, señaló la amplia agenda posible, dentro de la cual destacó un eje fundamental: la discusión de cuota alimentaria: “Tres de cada cinco litigios no se resuelven y eso aparece como normal, que la justicia no haga nada, que no haya sanciones por eso, y que las mujeres se hagan cargo de todo.”
Así, hacia el final destacó que “lo importante es tener un puente claro y sólido a los problemas que se pueden reconocer, como puede ser este, pero obviamente hay otros. Estoy convencida de que no sobra agenda feminista sino que falta, tenemos que recuperar programas y agendas en el que no estemos discutiendo semánticamente si te gusta la palabra feminista o si te gusta el pañuelo o esta marcha, sino si te parece interesante y urgente los problemas de las compañeras”.