El rugido del Chenque
por Camila Vautier
En Comodoro Rivadavia, a fines de agosto, un tramo de la Ruta 3 se partió en dos. Se culpó al Cerro Chenque, que cede, y a la marejada devorando su base. Esta semana se volvió a habilitar el tránsito liviano en la zona, pero la naturaleza ruge cada vez más fuerte, envuelta en leyendas y en sed de petróleo.
Imágenes: ADN Sur

No había otro sonido más que el viento, sus ráfagas de más de 50 kilómetros por hora, y el mar golpeando la costa con furia. Hasta que, imagino, un estruendo fuerte como un rayo irrumpió. Pero quién podría saberlo. Nadie estuvo cerca para oírlo. Los más de 60.000 vehículos y 1.800 camiones que suelen pasar todos los días por el kilómetro 1.830 de la Ruta N° 3 en Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut, aquel miércoles 30 de agosto, minutos antes de las 11 de la mañana, transitaban por caminos alternativos. Dos días antes Vialidad Nacional había cortado la circulación debido a las grietas que ya comenzaban a asomarse, fragmentando la tierra y el asfalto.
Era el Cerro Chenque que volvía a rugir. Con la marejada carcomiendo su base, un bloque de más de 100.000 metros cúbicos de material se desplazó y la Ruta 3 quedó partida en dos.
–Tenemos en este sector unos 10 metros en la cabecera y hacia allá como unos 15 metros que han desaparecido completamente –declaró a los medios desde el lugar el subsecretario de Medio Ambiente de Comodoro Rivadavia, Daniel González, instantes después de lo sucedido, cuando la noticia tuvo alcance nacional.
Señalaba la enorme grieta que dejó a la vista, con sus dos metros de profundidad, los bloques de tierra debajo de la capa asfáltica que se quebró con la facilidad que se quiebra un pedazo de cartón. De un lado quedó el sur de la ciudad; del otro, el norte.
Daniel Loncón, integrante de la Cátedra Libre de Pueblos Originarios de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, dice que la imagen lo hace pensar en una narrativa oral mapuche: “Nos remite al nutram de Treng Treng y Kay Kay: el inicio de la vida desde la cosmovisión del pueblo Mapuche en la cual el ser humano no es más que un elemento del entorno en el cual vive”.
Según cuentan los relatos mapuches, la serpiente del espíritu del agua Kay Kay se levantó contra la serpiente de tierra Treng Treng. Su ira provocó lluvias, tormentas y un diluvio que lo inundó todo. El combate fue duro. Mientras Kai Kai gritaba, Treng Treng hacía temblar la tierra dando origen a los cerros que salvarían a los hombres y mujeres de la comunidad. El animal de agua finalmente cayó rendido y se hundió en las profundidades del mar.
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Al Cerro Chenque lo llaman “accidente geográfico”. Desde su cumbre, que alcanza los 212 metros de altura, pueden divisarse los cuatro puntos cardinales, una vista panorámica única de la ciudad de Comodoro Rivadavia, que llega hasta Rada Tilly y la frontera con la provincia de Santa Cruz. Cientos de personas suelen visitarlo.

Dicen que quien va al Chenque y frota sus manos en el suelo recibirá el llamado de los espíritus y querrá regresar. Otra leyenda popular advierte que aquel que cave y saque esqueletos tendrá un castigo de cien años para sí y para su familia.
Es que Chenque significa “tumba” en lengua tehuelche. Y efectivamente, allí se construyó en 1904 el primer cementerio de la ciudad. Funcionó en el lugar hasta 1944 cuando, impulsado por el veloz crecimiento poblacional, el gobierno decidió trasladarlo hacia otro barrio.
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A los pies del Cerro Chenque fue creciendo Comodoro Rivadavia, la ciudad petrolera por excelencia de la provincia de Chubut.
En su base, el italiano Francisco Pietrobelli construyó en 1900, antes que la ciudad tuviera nombre, un galpón hecho de chapas, la primera edificación. Más adelante llegaría el puerto. Y más tarde, la ruta. En diciembre de 1907, una comitiva que se encontraba haciendo perforaciones en búsqueda de agua dulce descubrió, también a los pies del Chenque, petróleo.
La densidad poblacional se incrementó a la galopante velocidad que tomó la industria petrolera impulsada con mayor fuerza luego de 1922, tras la creación de YPF. Según los datos provisorios del Censo 2022, en el departamento de Escalante, que incluye a las localidades de Comodoro Rivadavia y Rada Tilly, actualmente viven unas 219.235 personas. Es uno de los distritos más poblados de toda la provincia.
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El Chenque advirtió de su rabia en varias oportunidades. La primera de la que hay registro fue en 1935, cuando los vecinos se opusieron a la pavimentación de 60 cuadras que bordeaban al cerro, luego de sentir las vibraciones de sus desplazamientos.
Las advertencias también vinieron de la mano de los científicos. En 1963, la Asociación Geológica Sub Patagónica señalaba que la ciudad estaba emplazada en un lugar “inapropiado” y sugería que dejara de crecer en dirección al Chenque. Unos años más tarde, el 11 de junio de 1969, el cerro produjo uno de los deslizamientos más importantes registrados hasta ese momento.

Archivo 1995 - ADN Sur
El episodio se volvió a repetir una madrugada de verano de 1995. Era 12 de febrero, 1:30 horas, cuando el conductor de un Peugeot 504 que se dirigía hacia el centro de la ciudad impactó contra un pedazo de asfalto que se había levantado. Alertó a las autoridades y el camino fue cortado. Para las 4 de la mañana, el movimiento de suelo del cerro había destruído unos 200 metros de la Ruta 3, dejando a la zona centro y norte totalmente incomunicadas.
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Quizás la furia del Chenque provenga de ese pasado de intervenciones que no tuvieron en cuenta su anatomía, que amenazaron a su naturaleza. Como en 1962, cuando una empresa japonesa ofreció desmontarlo a cambio de la explotación del puerto de Comodoro. El plan consistía en ablandar la roca con mangueras de alta presión, conducir el agua al mar y el resto de material depositarlo en la playa para la construcción del puerto, pero el proyecto no prosperó.
Quizás se sienta asfixiado por la ruta serpenteante, acorralado de edificios y casas que fueron brotando a un ritmo que nada tenía que ver con el conocido compás del viento o del mar.
Dice la cosmovisión mapuche que desde aquel legendario enfrentamiento, las serpientes Treng Treng y Kay Kay permanecen dormidas.
Tal vez esta fue su hora de volver a despertar.