Ahora más que nunca
por Mariana Rulli
La amenaza de la ultraderecha y el negacionismo debe potenciar las redes para no retroceder en los derechos conquistados. La insistencia feminista ha sido clave para la práctica democrática de los últimos 40 años.
En las últimas cuatro décadas, desde el retorno a la democracia en nuestro país después de la más cruenta y violenta dictadura cívico-militar, el movimiento feminista (los feminismos), a través de sus luchas, conquistas y construcción colectiva, fueron cruciales en el proceso de recuperación democrática.
Las luchas, demandas y conquistas feministas se han cristalizado en leyes, políticas públicas, pero especialmente en ampliación de derechos. Desde los reclamos por justica de las madres y las abuelas, la agenda vinculada a la patria potestad compartida y el divorcio en los ochenta, la agenda para erradicar las violencias por razones de género, las denuncias por las políticas de ajuste, austeridad y sobreendeudamiento y su impacto perjudicial en los derechos humanos, así como la lucha por el cupo y la paridad para derribar las barreras al acceso a los cargos públicos y espacios de decisión son algunos ejemplos. También, los avances en materia de derechos sexuales y reproductivos (la ESI y la IVE, por ejemplo) hasta la ampliación de derechos para todes como la ley de matrimonio igualitario y la de identidad de género. También las demandas y estrategias para visibilizar las brechas laborales y salariales y la injusta distribución social y sexual de los trabajos domésticos y de cuidados no remunerados y la continua denuncia sobre que las políticas económicas ortodoxas liberales tienen un impacto negativo sobre los derechos humanos de las mujeres y toda la población.
La insistencia feminista de que la vida política y la vida personal están indisolublemente conectadas ha sido clave para la práctica democrática de los últimos 40 años. Las feministas hemos promovido construcciones colectivas innovadoras, cuestionando las jerarquías, incluyendo las voces disidentes que han permitido ampliar las fronteras de los derechos humanos (Alvarez Broz y Partenio, 2023). Debemos revalorizar esas construcciones políticas feministas que han sido sobre la base del diálogo democrático interseccional, intergeneracional, diverso y pacífico: las madres y las abuelas en la plaza, los Encuentros Nacionales de Mujeres, el Ni una Menos, los paros.
El capitalismo financiero actual es caníbal, dice Nancy Fraser, porque devora a la naturaleza, a las personas y faena a la democracia. Frente al escenario actual, de amenazas de la ultraderecha, de los discursos de odio, negacionistas y antiderechos humanos, debemos alojarnos en la eficacia que hemos tenido para defender lo que hemos logrado y sostener la agenda feminista, reconsiderar, repensar y valorar la tradición democrática de los feminismos que ha posibilitado, en gran medida, la conquista y expansión de los derechos humanos como el hilo que nos permita encontrar la salida a este laberinto (Alvarez Broz y Partenio, 2023). Refugiarnos en nuestra valentía y nuestras prácticas democráticas innovadoras y emancipadoras para no permitir la regresividad en los derechos, fomentar la progresividad, la universalidad y seguir luchando por la igualdad que aún no existe.
Por todo esto, aquí nadie le suelta la mano a nadie.