Mensajes del fuego

por Santiago Rey

Chats, audios, videos. Registros que componen una aproximación coral al incendio que hace poco más de seis meses arrasó viviendas, bosques, sueños.

Septiembre 2021

                                                                                            (Foto Eugenia Neme)
La tarde del 9 de marzo de 2021 es calurosa, acorde a los veranos cada año más tórridos, menos patagónicos. Pasadas las 15, debido a un desperfecto en la línea de energía eléctrica, comienza un incendio en la zona de chacras del paraje Las Golondrinas. El cielo de la Comarca Andina -ese reducto verde que vincula a las ciudades de El Bolsón, Lago Puelo, El Hoyo- cambia: el sol naranja detrás de las nubes de humo, el aire que se espesa, la gente que corre aun sin conciencia de la magnitud de lo inevitable.

Menos de una hora después se inicia un foco en la zona de Cerro Radal. Va subiendo, buscando el primer fuego. El viento de más de 60 kilómetros por hora los reúne, los potencia, los hace uno.

El ser humano ante lo inmanejable deja registros de la impotencia, de la orfandad. Mensajes de voz, escritos. Marcelo no sabe qué agarrar de su casa para salvar del fuego que se acerca. Sin pensar, toma la guitarra y sale. Le deja un audio a María.

María ayuda en una casa cercana. Escucha el audio y a su vez le cuenta a Pocha lo que está pasando, las llamas cerca, muchos perdieron la casa. Esto es terrible, es una película de terror, le dice.

Empieza a oscurecer, pero Golondrinas, El Hoyo, Lago Puelo están iluminados por las llamas. Ya no hay nada que hacer más que esperar que llueva.

A las 21,30 hay varios focos; dónde están, hacia dónde van. Se empiezan a caer las redes de comunicación, los celulares no tienen señal, los mensajes de voz no pasan. La Comarca se parte a un lado y al otro del fuego.

Valeria todavía tiene señal. Vive en Lago Puelo, a pocos kilómetros de uno de los epicentros del incendio. Intenta avisar por dónde vienen las llamas.

[9:30, 10/9/2021] Valeria: No es en la alazana. Es más arriba, por el camino que sube a cabañas Las Nubes, sobre el camino del bosque

[9:30, 10/9/2021] Valeria: Frente a Chacra Los pinos

[9:30, 10/9/2021] Valeria: Si te llega a entrar el mensaje pasamos celu de P. P... encaró al Hoyo pero no sabe si la dejan pasar

[9:31, 10/9/2021] Valeria: Acá con un nudo en la panza esperando tu mensaje 🙏💜

[9:31, 10/9/2021] Valeria: Se salvó la casa. Quedó a 10 mtrs el fuego. Muy quemado el campo de américo

El fuego avanza. En el último colectivo que une los barrios y ciudades separados por las llamas, por la ruta 40, una señora y sus dos perros huyen.

Son las 21,41. Empiezan las cadenas solidarias. Refugio, ropa, agua. Y la angustia de no saber el paradero de cientos de personas.

[9/3 9:41 p. m.] A.P.: seguro está bien Vale, están las rutas cortadas y no hay luz pero seguro está acompañando..

[9/3 9:45 p. m.] L.: Compañeras, una familia conocida necesita alojamiento esta noche en Epuyen, quedaron atrapades sin poder volver a su casa en Bolsón, hay dos niñes pequeñes sin abrigo y con hambre. No consiguieron lugar en hostel ni nada!

[9/3 9:52 p. m.] A.P.: ni hay señal ni luz.. el.fuego iba para fogón pero tiene que bajar y subir

Las 23,21 horas y todavía no llueve. El pronóstico anticipa precipitaciones, pero todavía no llueve. Todos miran el cielo, la única salvación. Camila se comunica con una amiga.

Está muy cerca, boludo. Eso es lo único que se escucha decir claro en este video de 7,31 minutos que filma Gustavo Battistutta, y empieza de día y termina a la noche del 9 de marzo. Antes, otro joven le pregunta ¿adónde vamos a ir?, ¿y cómo?.

En este otro video -publicado por Producciones Hornero- se ve lo que filma uno de los brigadistas. La cercanía con las llamas, la impotencia. A partir del minuto 1,24 se ve una imagen dramática.

La madrugada, antes de la lluvia.

[10/3 12:37 a. m.] Vale: Ahora prendieron frente al cet23

[10/3 12:38 a. m.] Vale: Esto es una locura

[10/3 12:52 a. m.]: Xxxx:Escuché en la radio... 😢

Aproximadamente a las 3 de la madrugada comienza a llover. Algunos dicen que empezó antes. Una memoria empujada por el deseo de que el desastre no se hubiese prolongado.

El 10 de marzo recorro las zonas afectadas, los restos de las casas y escribo en mi libreta una anotación, a la mañana, después de la lluvia: Perdió todo, sólo buscó las fotos. Iba a poner un vivero. La semana que viene abría.

Pocas horas después del fuego tomo nota en una casa devastada. Quedan unos ladrillos que fueron chimenea. Anoto: la toma hippie, le pusieron fuego. Me lo dice un hombre, de unos 50, tiznado, que acomoda algunos trastos y construye una tapera con palos y nylon para guardar lo que llegue de solidaridad.

Toma hippie le dicen a uno de los barrios que creció entre pinos. Y que lo quemaron a propósito, dicen.

Anoto en mi libreta: toma nueva Golondrina. Corriendo c/chicos, animales. Al lado brigada de Incendios, detonadores.

Anoto: una mujer se metió en una pileta.

Una mujer se metió en una pileta.

Ella es Nadia.

                                                                                        (Foto Eugenia Neme)


Ella es Nadia y está viva. En la foto mira a la cámara de Eugenia Neme. Tiene la cara seria, las rastas enrolladas sobre la cabeza, la remera con el cuello un poco estirado. Mira de frente, el atardecer recorta los árboles que se salvaron del fuego. Como ella.

Nadia es la mujer que se metió en una pileta.

Agarro los nenes, las zapatillas, los documentos, y salgo, dice Nadia. El fuego se acerca rápido; los fuegos. No tardan ni dos minutos en llegar.

Nadia en la pileta, bajo una chapa, con sus niñes y un amigo; las llamas por arriba de la chapa, el fuego quemando alrededor.

Le rezaron a todos los dioses conocidos.

Nadia, la mujer que se metió en una pileta, cuenta su historia seis meses después, desde una casa que empieza a tomar forma, y que tiene una lona verde que la protege del viento.

                                                                                         (Foto Eugenia Neme)


Seis meses después Nadia cuenta su historia; igual que Matías, el Chiji, que salió de la casa con su compañera y su hija Rita, minutos antes de que llegara el fuego. Agarró unas pocas cosas.

Él es Chiji.

                                                                                        (Foto Eugenia Neme)


Y esta era su casa.

                                                                                                     (Foto Matías)


Que estaba acá.

                                                                                                     (Foto Matías)


El Chiji agarró unas pocas cosas y salió.

Aquí el Chiji con Rita en lo que será su nueva casa. Los árboles quemados y amontonados detrás. Atrás, lo que fue. Delante de todo, Rita.


Valeria, Mariucha, Marcelo, Camila, Nadia, Matías, Gustavo multiplicados por miles.

Más 14 mil hectáreas, aproximadamente 400 casas, decenas de autos, se quemaron aquella tarde noche madrugada del 9 y 10 de marzo. Dos personas fallecieron y centenares quedaron sin hogar.

10 de marzo. Valeria recibe otro mensaje a la mañana: Hola bella. Nosotros dentro de la situación, bien. Seguimos teniendo un techo donde vivir. Muchísima gente quedó sin nada. Se ven palos humeando por varios lados. Fui hasta el Pinar y es desolación total y gente levantando nuevamente algún pequeño refugio. Chatarra, humo y todo el bosque negro. Nada. Desastre Vale. Tremendo desastre.

Un desastre, sí. Pero está Rita. Rita con su pizarrón y una casa dibujada en tiza. Lo que fue y lo que será.