Ahora es cuando

por Santiago Rey

Chile vive su jornada clave. Acaso la más importante desde el regreso de la democracia, en 1990. La constitución de Pinochet puede quedar definitivamente atrás. Quince millones de electores, un país polarizado. Se respira historia, más allá del resultado.

Septiembre 2022

La segunda O de Google en la página de inicio del buscador es el dibujo de una urna con la bandera de Chile en el frente, y una boleta a punto de introducirse. La boleta en blanco no dice Rechazo, no dice Apruebo, no dice Historia, no dice 32 años de escuálida democracia, no dice revuelta social.

La página de inicio del buscador más utilizado del mundo, hoy en Chile está dedicado al plebiscito. O dicho con las palabras de la usuaria de Twitter @SoaAndera: “Weón literal todo el mundo nos está mirando, no podemos quedar de weones”.

Foto María Eugenia Neme
Foto María Eugenia Neme


***


Más de 15 millones de chilenos y chilenas están habilitados para votar este domingo que en Santiago amaneció soleado y promete casi 25 grados.

El voto es obligatorio, a diferencia de las elecciones tradicionales que, desde 2012, son voluntarias. La participación habitual ronda el 50 por ciento, pero hoy se espera que supere el 65. Algunos calculan algo más de 10 millones de votos. Los más optimistas, 12 millones.

Si no está muy reñido, el resultado podría conocerse entre las 20 y las 20,30 horas. Si el conteo incluye suspenso, a las 23.

La propuesta de Constitución de 388 artículos y 178 páginas fue redactada por 154 convencionales -elegidos en una incuestionada votación-, la mayoría de izquierda, independientes, representantes de pueblos originarios, de colectivos formados al calor de la revuelta. Los hubo también de derecha y ultra derecha. En su primer artículo el nuevo texto marca el clima de época que pretende convertirse en el piso de las futuras acciones del Estado: “Chile es un Estado social y democrático de derecho. Es plurinacional, intercultural, regional y ecológico”.

Y el segundo: Chile “se constituye como una república solidaria. Su democracia es inclusiva y paritaria. Reconoce como valores intrínsecos e irrenunciables la dignidad, la libertad, la igualdad sustantiva de los seres humanos y su relación indisoluble con la naturaleza”.

Y el tercero: “La protección y garantía de los derechos humanos individuales y colectivos son el fundamento del Estado y orientan toda su actividad. Es deber del Estado generar las condiciones necesarias y proveer los bienes y servicios para asegurar el igual goce de los derechos y la integración de las personas en la vida política, económica, social y cultural para su pleno desarrollo”.

Foto María Eugenia Neme
Foto María Eugenia Neme


***


No podemos quedar de weones. Algo así me dice Rodrigo Soto actor de la obra Los principiantes, adaptación de un cuento de Raymundo Carver, a la salida de la función el sábado por la noche en un teatro del barrio Lastarria, tantos cafecitos, feria y restaurantes. Faltan pocas horas para que se ponga en marcha el plebiscito de salida constitucional, y Rodrigo dice que no hay marcha atrás, que todos están mirando Chile, que esto sale o sale, y que lo que empezó en 2019 no se va a frenar. Cree que el Apruebo va a ganar, hace cálculos sobre los jóvenes que nunca votan y que este domingo lo harán, y que los de derecha, todos los de derecha dice, desde los 18 hasta los 75 años siempre votan, pero que esta vez, esta vez se entusiasma, van a ir los cabros y las cabras que quieren que haya un cambio. Son los y las principiantes de esta elección. Los que pueden torcer la historia.

Los afiches y las pintadas por el Apruebo, resumen esa continuidad entre las manifestaciones de 2019 y este plebiscito: “Ahora es cuando”, dicen.

Foto María Eugenia Neme
Foto María Eugenia Neme


***


Son once los cruzados. Dos se arrodillan. Tres tienen estandartes con la bandera de Chile, la Virgen, una cruz. Uno tiene una bandera blanca con un corazón rodeado de espinas. Uno tiene un megáfono. Todos llevan crucifijos. Miran de frente el Palacio de La Moneda. El del megáfono dice dios te salve maría llena eres de gracia el señor es contigo bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre jesús. Los otros diez completan a coro, santa maría madre de dios ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte amén. Una y otra vez, dicen y repiten. Miran fijo La Moneda. Son diez hombres, la mayoría jóvenes, y una mujer mayor, de tapado rosa que ese sábado a la mañana, un día antes del plebiscito, permanece arrodillada con un crucifijo de madera y un barbijo en la mano.

Néstor, acaso el más joven, su cara franca, sus rulos negros hasta los hombros, me dice que pertenecen a varias congregaciones de la iglesia, que se reúnen los miércoles en un lugar fijo -en la estación El Golf, dice- y que los sábados tiene una rutina itinerante, y que rezan y se arrodillan y llaman a los feligreses a, entre otras cosas, rechazar esta nueva Constitución anti cristiana y comunista y que los once y acaso alguno más se llaman Reacciones del Sagrado Corazón de Jesús. ¿Reaccionarios?. Sí, porque reaccionamos frente al caos que propone esta sociedad, dice Néstor, una media sonrisa nada impostada, tan convencido.

La 2a cuenta de los Reaccionarios del Sagrado Corazón de Jesús en Twitter se presenta: “Soy Juan Valdivieso patriota y anticomunista hasta la muerte”. Juan Valdivieso, dueño de la cuenta en Twitter de los Reacciones del Sagrado Corazón de Jesús, tiene 745 seguidores, entre ellos diputados que se presentan como patriotas y libertarios. La primera de las cuentas de los Reaccionarios en la red social -no sabemos si de Juan Valdivieso, tan activo- trepa a 3435 seguidores, entre ellos muchos y muchas militantes anti aborto, o, tal como resume Christel Felmer: “Provida Pro Familia diseño Original Patriota Derecha sin complejos Católica consecuente trabajo en Fundación ayudar Madres Embarazos Vulnerables Victima de 18/O”.

El 18/O es el 18 de octubre de 2019, día del inicio de la revuelta social que puso el país patas para arriba -o lo enderezó, me corrige un colega- y que parió el proceso constitucional que hoy se somete a referéndum.

La 2a cuenta de los Reaccionarios del SC de Jesús postea un video de la rutina de rezo frente al “templo del consumismo pagano (Costanera Center)”. Y también comparte imágenes del “banderazo de Católicos por el Rechazo realizado el lunes frente a la catedral después de terminado el Rosario por Chile rezado en la plaza de Armas”.

Néstor me dice que rechazan el nuevo texto constitucional porque tiene un componente ideológico y antes de volver a arrodillarse agrega que más allá del resultado seguirán rezando con estandartes y banderas y megáfono dos veces a la semana, una en El Golf y otra itinerante.


***


Nadie se atreve seriamente a predecir el resultado del plebiscito. Sólo alguna consultoras coincidieron en otorgar una ventaja -de hasta más de 15 puntos una de ellas- a favor del Rechazo. Son las mismas consultoras que no lograron ver -o ocultaron- que Gabriel Boric iba a alcanzar más del 55 por ciento de los votos el pasado 19 de diciembre de 2021, y que el 11 de marzo de este año se cruzaría la banda de Presidente.

En todo caso, un resumen posible de la campaña es: los medios más concentrados se inclinaron por el rechazo -por convicción, conveniencia o por el peso de los casi 13 millones de dólares puestos en publicidad, organización, redes sociales, etcétera-; justamente las redes sociales se mostraron divididas: mucho intercambio y discusiones, mucho bot y odiadores, mucha fake news; la calle, finalmente, fue territorio del Apruebo: movilización, militancia, pintadas, shows de artistas populares, poca plata -tanto menos que el Rechazo- y más caminatas y volanteos (en este plano, si gana el Apruebo todo será épica, si pierde habrá un rosario de cuestionamientos por el amateurismo).

Los últimos días previos al plebiscito fueron frenéticos: la Policía, por orden judicial e impulso del Gobierno, detuvo a Héctor Llaitul, principal referente de la Coordinadora Arauco Maleco (CAM), una de las organizaciones más radicalizadas del reclamo de reconocimiento y territorial mapuche en el sur del país; un Diputado de derecha le pegó una trompada al vicepresidente de la Cámara; durante un show por el Apruebo una integrante de grupo de rock performático trans se sacó una bandera chilena del culo; y un turba golpeó ferozmente a Simón Boric, hermano del Presidente.

Cada uno de estos hechos, en su medida, gravedad y características particulares, impactó en la campaña de la reforma constitucional.


***


En lo que hasta 2019 fue el ingreso a la estación del metro Baquedanos y ahora es el Jardín de la Resistencia, las fotos de las víctimas de la represión de la revuelta se mezclan con las de los asesinados y desaparecidos de la dictadura de Pinochet. Entre tomates, flores de la pasión y algunas aromáticas, hay sembradas fotos en blanco y negro con esos rostros que cruzan las historia de los últimos 50 años de un país.

Banderas, pintadas, serigrafías, carteles por el Apruebo, cuestionamientos anarquistas a la nueva Constitución de las elites políticas, pedidos de libertad para los (aún) presos políticos de la revuelta -su liberación, una promesa incumplida de la gestión Boric-, pequeños afiches, poemas, más flores. Por cada planta diseñamos un cartelito que llevará el nombre de las víctimas. Para el 12 de enero de 2020 eran 29. El cartelito arriesga un número que nadie se atreve a cerrar. Aún no se sabe cuánta gente murió a causa de la represión de Carabineros durante la gestión Piñera, ni cuántos y cuántas perdieron uno o dos ojos. El Jardín de la Resistencia donde antes funcionó la estación Baquedano y donde, según denunciaron organismos de derechos humanos, los pacos encerraron y torturaron manifestantes, está en la plaza Dignidad -hasta 2019, Italia- epicentro de las protestas de hace tres años y sitio de reunión para esta noche cuando los resultados digan si tanto esfuerzo, tanto cuerpo, tanta sangre, tanta espera, pudieron cambiar la historia.

Foto María Eugenia Neme
Foto María Eugenia Neme


Foto María Eugenia Neme
Foto María Eugenia Neme


Foto María Eugenia Neme
Foto María Eugenia Neme